"Influencers" y el complejo mundo de las leyes
A nadie se le escapa el significado del término «influencer» tan de moda en los últimos tiempos. Auténticos líderes de opinión que captan la atención de los consumidores a través de la red, logrando cambiar el mundo de la publicidad en Internet y por Internet. Aunque la moda suena actual y las leyes nos recuerdan a un mundo complejo y anticuado, es momento de que ambos se encuentren para facilitar el día a día de sus relaciones jurídicas.
Blogeros, youtubers, instagramers, hay muchas definiciones para un conjunto de personas que han logrado la fama a través de su canal, su blog, de sus videos o incluso con el uso de varios a la vez. Personas que son reconocidas por aquello que hacen bien, o se les da bien. Han logrado que se cree un mundo de nuevas relaciones jurídicas desconocidas entre ellos y el mundo. Muchos de ellos tienen tal cantidad de seguidores que para las agencias de publicidad y las marcas son un verdadero reclamo, y son tan conocidos que sus perfiles se ha convertido en imprescindibles para lanzar las campañas de publicidad. Sin embargo debe contemplarse cómo regular las relaciones entre el influencer y la marca que representan, las agencias de publicidad e incluso con los competidores y los propios consumidores.

Teniendo en cuenta que el negocio de Internet es global, aparecen sectores del derecho que hay que controlar y el primero de ellos y que se suele dejar en segundo plano es la relación contractual entre el «influencer» y la marca que va a patrocinar, y no pensemos solo en grandes campañas publicitarias, sino en el que comienza y quiere promocionar a la empresa de un amigo, un familiar, el producto de una tienda que empieza con el marketing online, son muchos los ejemplos que podemos encontrar y que por pequeños que sean, no dejan de ser relaciones contractuales a las que hay que prestar más atención. En algunos casos se ha dejado de lado la parte legal de estas nuevas relaciones pero recomendamos que siempre, aunque sea en un sencillo documento o acuerdo, se establezcan esos términos que ambas partes se comprometen a cumplir. Es fundamental contar con contratos que regulen las relaciones entre las partes, las obligaciones y derechos de cada una, porque luego cuando llegan los problemas, será más difícil resolverlos o incluso saber quién es el responsable.
Si disponemos de un contrato en el que queda claro cómo debemos promocionar un producto o servicio en nuestras redes, que nos informa de la prohibición de usar marcas de terceros para las que no tenemos autorización o incluso el uso de fotos, música o diseños que estén protegidos por derechos de autor evitará en gran medida las «meteduras de patas» legales que se puedan cometer.
Y es verdad que los abogados estamos para resolver los problemas, pero quizá sería más ventajoso para todos anticiparnos a ellos, si desde un inicio adoptamos una serie de medidas legales y se me ocurren algunas – que nos ayuden a evitarlos.
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