Impresoras 3D, COVID-19 y su impacto en el derecho

Impresoras 3D, COVID-19 y su impacto en el derecho

Mucho hemos podido ver y leer sobre las funcionalidades de las Impresoras 3D y sobretodo los beneficios de las mismas para combatir la pandemia y al COVID-19. Gracias a estas impresoras y el ingenio de los usuarios se están pudiendo hacer piezas para respiradores, caretas de protección y un sinfín de artículos para intentar vencer al virus, pero lo más importante es que si no lo estaban ya, han llegado para quedarse entre nosotros. Estamos ante un nuevo reto tecnológico y el sector legal debe afrontarlo en los próximos años.


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El funcionamiento de las impresoras 3D consiste en crear objetos tridimensionales fusionando capa a capa el material utilizado hasta lograr el objeto que deseamos. Sin duda, la generación de productos casi por arte de magia es infinita ya que permiten escanear o diseñar un artículo e imprimirlo desde nuestra propia casa. Incluso aunque pueda estar protegido o patentado, por lo que será importante tener en cuenta los derechos de propiedad intelectual e industrial y con ello, la protección de los titulares de esos derechos. Si bien es cierto que si la fabricación se hace en el ámbito doméstico, puede no ser perseguible. Esta claro que la normativa de patentes y marcas española debe adaptarse a esta nueva realidad y prepararse para una actualización dada la infinidad de escenarios que podemos encontrarnos.

 

Pero también será importante ver cómo lo afrontamos desde la vertiente del derecho penal, ya que la impresión 3D permite la impresión de objetos, y ello se podría llevar a cabo mediante la descarga ilegal de archivos con los diseños o incluso la fabricación de objetos ilegales como armamento. De igual forma debemos estar atentos a las posibles reclamaciones de responsabilidad por daños, con la dificultad que entrañaría encontrar al responsable en caso de la fabricación de productos defectuosos, por lo que habría que determinar si el diseñador, el fabricante de la impresora, el proveedor del material de impresión o el propio usuario de la misma ha cometido el error.

 

En estos días hemos conocido noticias de personas o grupos que altruistamente han puesto a disposición de cualquiera, las licencias de creative commons sobre sus diseños para que pudiéramos imprimirlos con el fin de fabricar objetos que pudieran ayudarnos a frenar la pandemia, pero esto nos ha enseñado lo fácil que puede ser fabricar casi cualquier objeto. Las impresoras 3D ya forman parte de nuestras vidas y además ya hemos visto algunos de los beneficios que implica su uso para crear piezas para equipamiento sanitario, pero es que su uso va más allá y ya se pueden imprimir prótesis médicas o incuso imprimir un bebé con los datos de la ecografía. Cualquier industria puede utilizarla para hacer sus prototipos sin límites. Incluso existen impresoras 3D gigantes dedicadas a la construcción de viviendas y edificios de hormigón en apenas unas horas y la construcción de lanchas de una sola pieza reduciendo ostensiblemente el coste de fabricación de las mismas lo que abre un nuevo horizonte que el derecho está obligado a “proteger”.